La llegada en la tarde...

Otravez llegaba con los ropajes indecentes en menor cantidad, pero el dolor fue el doble por las heridas anteriores.
Entré al departamento sin hacer ruido alguno, pensando en que Zen me hubiese obedecido y se hubiese ido a la cama temprano, así no la molestaría ni preocuparía nuevamente, y tendría que atenderme a mi mismo esta vez.
~ deminios, siempre es lo mismo cuando voy con mi padre~ - ese pensamiento vagaba en mi mente cuando siento ruido proveniente del comedor, acercandome hacia el, y encontrando a Zen dormida en un sofa.
- ~no pudiste cumplir, verdad?~ - sonreí tiernamente mientras besaba su rostro con delicadeza...

Después de ponerme a limpiar me entró sueño pero me quedé dormida en el sofá, hasta que oí la puerta y entre abrí los ojos, pero después vuelvo a cerrarlo y acomodarme mejor en el sofá, para luego, oir como él se acercaba a donde yo estaba y me besaba el rostro, yo hize como si estubiese dormida dandome lentamente la vuelta, para darle una sorpresa al abrir los ojos, pero la que se dió la sorpresa fui yo, al verlo nuevamnte lleno de herida.

-¿Zack-Sama? ¿¡que le pasó esta vez!?-

Dije con un tono preocupado mientras me levantaba rápidamente del sofá.

Cuando ella se levantó del sofá, me permití a mi dejarme caer en el, sin pensar en el dolor que las heridas causarían por eso. Asi que deje escapar un leve gemido de dolor.
- se podría decir...¿una reunión familiar? - le mire de reojo en forma inocente, con una sonrisa placida de verla en mi rostro.

Me acerqué a él y le abrazé con cuidado

-Por favor..digame lo que le pasó-

Y sin poder reprimirlo las lágrimas comenzaron a caer por mi rostro mientras ocultaba mi rostro en su cuello

- Ze-Zen? - sentía sus lagrimas caer por su rostro hasta mi cuello, así que la rodee con mis brazos para consolarla - no debes llorar por mi, Zen, no lo merezco - hice que su mirada se topara con la mía para sonreirle y tranquilizarla mientras acariciaba su rostro. No me contuve al momento de queres besarla, aunque fuese en forma tierna y leve.

-No señor...me preocupa su salud...a-ahora usted...e-es alguien importante para mí y no quiero que le pase nada-

Dije después de separarme de él y ponerme delante del sofá con los brazos cruzados y la cabeza cabizbaja

- eres tan tierna Zen...tan pura - la jale a mi lado para abrazarle entre mis brazos - ~no te merezco~ - después de fundar sus ojos con los míos, la besé de una forma tierna, pero introduciendo mi lengua en su boca, buscando la suya y mis manos acariciaban su silueta por encima de la ropa.
Necesitaba su cuerpo, en ese momento más que nada, y esperaba que ella aceptara.

-S-señor...-

Fue lo único que dije antes de que él comenzara a besarme, a lo que no pude resistirme y le correspondí gustosa, comenzando a rodearle por el cuello con mis manos jugando a la vez con sus cabellos

- no te molestaria...ser mia otravez? - le dije, en un suave susurro, no muy alejado de sus labios y apoyando mi frente en la suya.
Esperaba su respuesta mientras yo también comenzaba a jugar con su cabello, bajando mis manos hasta su espalda.

-Claro que no señor...yo siempre seré para usted...de nadie más...-

Dije mientras me inclinaba hacia atrás, quedando tumbada en el sofá y el encima de mí, comenzando lentamente a jugar con mis cabellos y yo con los suyos

- bien - con mi boca comence a desamarrar las cintas que tenía su vestido, mientras, con una mano, subía por su pierna hasta sus bragas.
Cuando ya las encontré, introduje mis dedos en ella lentamente, en su entrepierna, para hacerla gemir fuertemente.

-Aaah~-

Gemí cuando él comenzó a introducir sus dedos en mi entrepierna mientras que su boca comenzó a deshacerme los nudos de los lazos que llevaba el uniforme de maid, a lo que le ayudé, pero sin dejar de arquear la espalda ante el placer que se apoderó de mi cuerpo en aquellos momentos.

- esta vez sera diferente - despues de ver su rostro, que comenzaba a mostrarse un poco excitado, sonreí maliciosamente para abrazarla por la cintura y voltearla, de manera que quedara de "cuatro patas" para comenzar a jugar con sus senos por debajo de su traje de maid

su comentario me extrañó un poco ¿qué seria diferente de la otra vez? hasta que me volteó y me puso a cuatro patas sobre el sofá, comenzando a tocar mis pechos por debajo del uniforme. Comenzando a gemir levemente de nuevo.

Iba a bajar mi mano hasta su entrepierna, pero no contaba con el hecho de que una de mis heridas recientes se abriera, así que deje escapar un gemido de dolor mientras me separaba de Zen y me sentaba en el sillón continuo, apoyando mi cabeza en la cabecera del sillon mientras mi mano se dirigía a la herida para, aunque fuera poco, parar la sangre.
- l-lo siento Zen...

-¡Señor!-

Rápidamente me levanté de donde estaba y fui hacia él, viendo la herida que se había abierto

-No se preocupe ahora traigo las vendas-

Corrí nuevamente a mi habitación para coger el botiquin y volver rápido al salón

- Zen...lamento que tengas que hacer esto - le dije, acariciando su rostro con la mano que estaba en la herida, dejando rastros de sangre en su rostro sin darme cuenta - por eso digo que no te merezco.... - intento sonreírle, pero las fuerzas ya comenzaban a abandonarme.

-¡Cállese!...resista...-

Comenzé a vendarle la herida y cuando terminé rápidamente fui hacia el teléfono y comenzé a llamar a un médico.

- ¡no llames a nadie! - descolgue el telefono antes de que le contestaran y le tome de la mano, muy fuertemente, para dedicarle una mirada seria y penetrante - no necesito que nadie venga... - no atine a soltarla, solamente la mantuve ahí.

-¿¡pero usted se ha visto cómo está!? ¡necesita un médico!-

Le miré esta vez como él me miraba a mi, con una mirada seria, pero no penetrante como la de él, y de un empujón de mi brazo deshice su agarre.

- ¡Zen, te lo prohibo! - con algunas fuerzas, logre levantarme, imponente frente a ella, para cerrarle el paso en una de las paredes del comedor. Estaba mirandole de forma enojada, pero suavemente, con tal de no asustarla demaciado, pero su expresión me hizo suavizar completamente mi rostro para esconderlo en su hombro
- lo siento... pero no necesito a nadie - le tome de la barbilla con un poco de violencia para que mirara mis ojos fijamente - solo a ti

-Entonces ya he echo todo lo que he podido por usted....-

Aparté su mano de mi barbilla y miré hacia abajo, me agaché y salí del encerramiento que había causado él, y sin decir nada más comenzé a correr hacia mi habitación

- ¡Zen, regresa aquí! - me abalancé tras ella, pero ya había llegado a la habitación y se había encerrado en ella. Pero podía escuchar su llanto atravez de la puerta.
- Zen...- volví a repetir, apoyando mi cuerpo en la puerta.
De verdad, en ese momento, me sentí como un completo idiota...

Me encerré en mi habitación apoyada en la puerta para que no la abriese y me senté en el suelo comenzando a llorar, no entendía porqué me había mirado así, si solo quería ayudarle, me levanté de haber estado apoyada en la puerta y me tiré sobre mi cama, tapandome el rostro con las manos.

Abrí la puerta lentamente para no alarmarla y que huyera de mí. Debía remediar toda la situación, o la perdería para siempre...
- Zen...lo lamento - me arrodille en el lado de la cama donde ella estaba recostada para apoyar mi cabeza en sus manos. No me atreví a mirarla, pero pude notar su reacción alterada al sentirme a su lado - lo lamento tanto... - estaba realmente arrepentido