Bajo la luna...

Había caminado todo el trayecto hasta el bosque con una sonrisa sarcástica en mi rostro mientras mis ojos brillaban inusualmente con su color carmesí.
Era lo que siempre pasaba a esas horas de la noche, y lo que más resaltaba ahora que tenía un amo nuevo.
El sendero del bosque estaba hermosamente iluminado por la luz de la luna, interrumpida levemente por las copas de los arboles y aún así era todo hermoso.
- Charlotte...ven aquí - ella estaba más adelante y solo podía ver su silueta, también iluminada por la luna. Le sonreí cálidamente, aunque parecía de forma malvada por las leves manchas de sangre en mis labios.

~Charlotte~

Me encantaba correr delante de Darren en estos momentos; en los momentos en que nos alimentabamos de la noche y de sus personas... Era genial esa sensación de superioridad. Me voltee hacia Darren para sonreírle.
- es increible lo que tenemos que hacer, verdad Darren? - me devolví hacia sus brazos y me adjunte a su cuerpo - tu, hacerte pasar por un mayordomo y yo,por un gato... - le mire a los ojos. Parecía que iba a decir algo, pero no lo hizo y permaneció en silencio.

Después de despedirme de Charles, y hacer la diligencia de contratarlo, me dirigí al lugar donde me enviaba el mensaje que habia recibido en el transcurso de la tarde. Era extraño que me hubieran enviado a un lugar en donde casi nadie paseaba, pero me había equivocado, ya que entre los arboles alcancé a divisar a una pareja. Entonces senti el aroma de los demonios que los rodeaba y un rencor enorme se apoderó de mi, impulsandome a acercarme a ellos.
< si son demonios, juro acabar con ellos aquí mismo > pensé mientras intentaba pasar desapercibida, aunque sabía que ya habían notado mi presencia.

Quede ausente por un momento para luego sonreír levemente y quedar viendo hacia el lugar donde apareció la silueta de una mujer, con un arma detras de ella, acercandose sigilosamente a nosotros.
- ¿desea algo señorita? - Le sonreí con un poco de malicia mientras posicionaba a Charlotte detras de mí, como protegiendola, y me adelantaba en su dirección. Pareció retroceder algunos pasos, pero no lo sabía con exactitud, sino que yo estaba mas pendiente de sus ojos...las ventanas de su alma ennegrecida.

~Charlotte~

Al quedar detras de Darren, me permití observar con mas cuidado a aquella mujer que se había acercado a nosotros y su hermosa arma detras de ella.
- Darren, quien es? - le susurre al oido, pero ella pareció notarlo y me dirigió una mirada fría - ~vaya pesada~ - fruncí el ceño y esperé a que Darren se encargara de ella.

La muchacha que estaba con él me dirigio una mirada un poco molesta, notando sus ojos con una tonalidad rojiza, típico color de los demonios, entonces le miré friamente mientras me puse a la defensiva. A la pregunta del muchacho, afirmé mis manos a las armas de mi espalda antes de contestar.
- es curioso...yo iba a preguntar lo mismo - les miré de una forma desafiante mientras dejaba ver un poco el arma de mi mano. De seguro ya sabían la razón por la cual estaba ahí, talvez ya sabían lo que yo era y lo que iba a hacer en adelante en ese momento.

Fruncí el ceño, pero no esperé a que hicera movimiento alguno, tomando a Charlotte en mis brazos, di un gran salto que me elevó sobre ella para caer sobre la copa de un arbol, entonces le hice una reverencia teatralmente, burlandome de ella, mientras le sonreía con sarcasmo.
- Debió disparar cuando pudo, señorita. Las balas de plata no llegan tan alto - pude ver perfectamente su expresion de rabia en su rostro mientras saltaba también en mi dirección.
Comenzaba una persecusión sobre las copas de los arboles, y debía admitir que ella tenia habilidades nunca vistas en humanos antes, así que mientras mas corría, más reía sarcastico para molestarla - ¡Charlotte, necesito que actues ahora! - Cuando ella asintió, la solté y segui.

Me detuve en el momento en que dejó caer a la muchacha, quién "aterrizando" de una forma gatuna, me sonrió como niña pequeña y se rió por lo bajo, a lo cual respondí con más enfado de mi parte. Eran demonios y estaban escapando.
- ¡tan cobarde es tu amo que te envió a hacer el trabajo sucio!? - le apunté con el arma mientras la mantenía bajo la mira para no bajar la guardia frente a ellos - a aquellos demonios que se pongan en mi camino los eliminó yo! - apreté el gatillo y la bala salió del arma antes de que ambas nos dieramos cuenta.

~ Charlotte~

El comentario que hizo sobre Darren me molestó enormemente, así que no pude evitar increparla, apesar de que me estaba apuntando con un arma.
- creeme que conmigo basta para acabar contigo! - le sonreí, sarcastica y felinamente para correr hacia ella, pero en ese momento disparó en mi dirección...

Sentí el disparo y sentí que mi cuerpo se paralizaba por si solo. Entonces di la vuelta y vi que Charlotte había derribado a aquella cazadora y que tendía de una rama del árbol...pero Charlotte también cayó.
- Charlotte!! - rápidamente me dirigí hacia donde ella se encontraba para tomarla entre mis brazos antes de que cayera - lo has hecho bien pequeña, gracias. Ahora puedes descansar - le sonreí y ella me devolvió la sonrisa mientras su figura se desvanecía en mis manos para dejar a la pequeña figura gatuna que siempre tenía. La cobijé comodamente en mis brazos mientras miraba friamente a aquella cazadora, quien todavía podía resistir colgando de la rama

- ¿todavía resistes? - bajé hasta la rama donde ella estaba, mirandola con desden y de forma oscura, mis ojos brillaban con un carmesí asesino que solo deseaban otra alma para su coleccion - dejame ayudarte en la caida - llegue hasta sus manos aferradas y las pisé para que se soltara.

- ahhh!! - un gritó agónico salió por mi garganta, pero resistí sujeta a la rama para no darle en gusto, pero no iba a resistir más tiempo que ese. Estaba a poca altura del suelo, así que me solté y pude caer en "una pieza", dandome cuenta de que él ya había desaparecido.
- ah! maldicion!!! - golpeé el suelo con un puño. Tenía unas enormes ancias de golpear algo, de asesinar algo...¡pero se había escapado! Pero no iba a rendirme ahí, así que me levanté como pude, aunque estaba tambaleante, y me marché a casa, recogiendo el arma que había caido al suelo.