Creo que estoy perdida...

De tanto caminar llegue a un lugar que no concia ni habia visto nunca. Al verme rodeada de tantos arboles supe que era el bosque... dentro de mi miedo aun podia decirme algo para reir. Sigo caminando pero no encontraba salida solo veia muchos arboles a mi al rededor. Miraba al cielo y se notaba que estaba atardeciendo lo cual me daba aun mas miedo, podria aparecer cualquier pervertido y.... podrian pasar muchas cosas . BOrre de mi mete aquel pensamiento. Recorde que seria mejor quedarme ahi quieta para que fuese mas rapido encontrarme. Alguien de la compañia se daria cuenta de que no estaba.

El joven Vanghelov caminó durante horas, sin un rumbo fijo, tan sólo quería recorrer aquella ciudad una vez más. Tras un largo viaje, se adentró en un bosque en el que no había estado antes, pero que, supuso, estaba bastante alejado de la ciudad. Palpó su pecho y parte de su cadera con tacto firme, allí estaban sus armas. Si iba a ir a un lugar desconocido, lo mínimo que podría llevar sería algo de defensa personal. Caminó lenta y sigilosamente por aquel extraño lugar, sin hacer ningún ruido, con habilidad felina. Tras unos treinta minutos caminando por el bosque hacia el norte, vio una figura, rápidamente se escondió y desenfundó su revólver, pero manteniéndolo en un perfil bajo. Volvió a mirar y pudo apreciar que aquella figura era una joven dama, de unos dieciséis años más o menos. Parecía desorientada. Vanghelov se acercó lentamente, con su revólver y su mano diestra a la espalda, para no provocar temor en ella.

– Joven, ¿puedo ayudarla? – Preguntó Vanghelov, con un tono sereno y agradable, y con una voz grave que inspiraba confianza – Parece desorientada, ¿se ha perdido? – terminó el joven.

Veo que alguien se acerca. Era un chico. No sabia que hacer. y si era un ervertido??. Intente calmarme y al acercarme a mi me parecio muy caballero y bastante guapo. Me pregunto si estaba perdida, le quede mirando unos segundos y me lance a sus brazos llorando como una pequeña niña.

-Sii!!! estoy perdidaaa, ayudeme por favor.-

Tras preguntarle aquello, la joven permaneció en el mismo sitio durante unos segundos, y después tuvo una reacción que Vanghelov parecía no esperar. La joven se lanzó a los brazos de Vanghelov llorando y gritando, parecía estar asustada e histérica. Pidió salir de allí. El joven intentó apoyarla y consolarla.

Como pudo, guardó el revólver que había ocultado tras de sí, a la par que abrazaba a la joven con un solo brazo, intentando tranquilizarla. – ¿Cuánto tiempo llevas aquí? – Preguntó Vanghelov, con la misma voz serena y grave que utilizó momentos antes. Permaneciendo abrazada a ella durante unos minutos, Vanghelov decidió realizar otra pregunta – ¿Quién eres? – Permaneció con aquel tono de voz relajado,aún sin soltar las manos de la joven, intentando tranquilizarla.

Intente tranquilizarme unos momentos y sonrrojada me aleje unos centrimetos de el. Me pregunto sobre el tiempo que llevaba alli, no me habia dado cuanta cuanto rato habia estado ahi, no llevaba reloj y el movil estaba sin bateria. Luego la pregunta fue sobre mi identida asi que retrocedi un poco mas y haciendo una reverencia me presente ante el.

-Mi nombre es Charlotte Scofield y soy una maid qu paseaba por la ciudad y... ya ve.-

La joven se sonrojó y acto seguido se separó unos centímetros de Vanghelov. El joven permanecía mirándola directamente a los ojos, con una inquietante calma. Después de preguntar cuál era su nombre, ella se alejó más e hizo una reverencia, a la par que decía su nombre y su empleo.

– ¿Una Maid? Hm… Interesante. – dijo Vanghelov, aunque no parecía prestar mucha atención a sus propias palabras. Acto seguido, se dio la vuelta y, sin mirar a Charlotte, hizo un gesto con la mano, indicando que lo siguiese – Vamos, salgamos de aquí, estarán preocupados por ti… supongo. – Comenzó a caminar con un paso rápido, sin embargo, con suma gracilidad, sin hacer ningún ruido incluso en medio de un bosque.

No era nuevo en la ciudad y sin embargo, nunca se había parado en alguna de aquellas tiendas donde se compraban y vendían seres vivos, e incluso humanos. La verdad era que no le agradaba la idea, pero debía convivir con ella, y a fin de cuentas, no era ningún personaje importante como para cambiar aquello.

Recolocó, mientras caminaba, su revólver y su katana, devolviéndolos a su posición natural, con sigilo y cuidado, para no asustar aún más a la chica, que aún parecía algo nerviosa.

Escuche un leve suzurro de sus labios pero no supe traducir lo que decia. Me hizo seguirle, estaba acostumbrada a seguir a las personas a sus espaldas, pensaba que alguien estaria preocupado por mi, a penas soy una maid y no le importa mucho a la empresa perder a alguien mas.
Vi con mucho detalle que guardaba un arma y una katana. Me sonrroje inmediatamente y sin controlar mis impulsos la tome rapidamente entre mis manos para verla detenidamente y acariciarla.

-E-Es hermosaaa...-

Me preguntaba el por que la tenia. De veras si manejaba armas me atraia mucho mas, ademas era muy guapo. Imagenes comenzaron a pasar por mi mente un tanto subiditas de tono.

Charlotte comenzó a seguir a Vanghelov, obedientemente. Claro, ese era su cometido como Maid. Su trabajo… Aunque Vanghelov no era nadie para dar órdenes a un ser humano. Pensó que si algún día ‘poseyese’ a alguien, ya fuese una maid, un sirviente, o cualquier tipo de vida inteligente, dejaría que fuese totalmente libre. El joven emprendió rumbo hacia el centro de la ciudad, con un paso entre lento y rápido, aproximándose más a este último. Vanghelov ni se imaginaba lo que la joven maid hacía mientras él estaba intentando salir del bosque, pero sin duda fue demasiado lento para evitar que Charlotte hiciese lo que había hecho. Vanghelov se paró en seco, permaneció totalmente quieto, parecía congelado. Él no sabía como reaccionaría Charlotte ante aquello, pero si se pusiese a gritar o se lo dijese a alguien debería tomar medidas al respecto… De pronto, algo borró de su mente todos esos pensamientos, las palabras de la joven maid.

– ¿He-he-hermosa? ¿Qué? ¿No tienes miedo? ¿No te asusta que quiera matarte o cualquier cosa parecida o peor? Al fin y al cabo… son armas, las armas son peligrosas. – Encaré a Charlotte y la miré fijamente a los ojos, esperando la respuesta a mi pregunta, era extraño que no me tuviese miedo después de ver que poseía, al menos, un arma blanca. Aunque tal vez no supiese que sabía manejarlas…

Al ver que se habia quedado mirandome algo alterado y hacerme tantas preguntas a la ves, me puse algo nerviosa y retrocedi con la katana en mis manos.

-E-es que me gustan las armas y-y si hubiese querido atacarme, la posibilidad la tubo hace mucho rato y-y no lo hi-so.-

Me senti mal al hacer eso asi que le tendi su katana algo avergonzada y arrepentida, mientras me sonrrojaba.

-A-ademas usted debe tener armas y sa-ber usarlas e-eso es muy varonil.-

Vanghelov pareció perder por unos minutos los nervios, pese a su insensibilidad, parecía que no quería que nadie descubriese a lo que se dedicaba. No era algo de orgullo ser un mercenario, un asesino. Charlotte retrocedió, nerviosa, con la katana en sus manos. El razonamiento de Charlotte frente a las palabras de Vanghelov fue bastante lógico.

El joven se calmó y volvió a su tono de voz esa gravedad y serenidad que lo caracterizaba, miró a Charlotte fijamente y cogió la katana que le tendía. La joven se sonrojó ligeramente. Después, le dedicó unas amables palabras.

– Gracias – dijo Vanghelov, sin dejar de mirarla a los ojos. – Deberíamos continuar, ¿no? – preguntó con voz autoritaria, tras guardar su katana y comenzar, por segunda vez, el camino hacia la ciudad. Sin embargo, tras girarse y apartar su rostro del de Charlotte, esgrimió una pequeña y breve sonrisa, después, comenzó a caminar de nuevo.

[Off: Perdón por el retraso, he estado ocupado con otras cosas ^^u]

Mire como se iva alejando delante mio. Al darse la vuelta pareci notar una sonrrisa, pero quizas solo era imaginacion mia. Le segui en silencio tenia miedo de decir algo que no fuese correcto. Mire al cielo y note que ya estaba obscureciendo. Tenia algo de frio y miedo a la vez pero no sabia como decirselo de seguro me miraria con su cara de niño serio. Me rei intentando que no lo notara.
Queria preguntarle si necesitaba ayuda en su hogar, pero me daba algo de miedo trabajar para el si llegara a aceptar. Era demasiado serio!, aun asi necesitaba el trabajo.

-Disculpee~.-

Intente mirarle a los ojos pero como no daba la vuelta mire hacia el cielo y luego suspire mirando el suelo que pisaba.

Vanghelov pudo notar la mirada de Charlotte reposando sobre él, mientras caminaba. La maid iba detrás de él, en silencio. Parecía asustada, o temerosa de hacer algo mal. Vanghelov sintió también que había comenzado a hacer más frío que antes, y que su cabello había comenzado a moverse hacia atrás con más furia que antes, el viento había comenzado a ser más violento y rápido. El joven comenzó a temer por lo que podía seguir a aquel tiempo, la lluvia y la tormenta. Debía de transportar a la ciudad a la joven cuanto antes.

Charlotte sonrió por alguna razón desconocida para Vanghelov, lo cual provocó que él también sonriese, le hacía algo de gracia que, aun en aquella situación, la maid sonriese. Poco después, Charlotte se dirigió hacia él. Vanghelov se paró de nuevo y se giró hacia ella, con sus plateados e inexpresivos ojos brillantes apuntando fijamente a los suyos. – ¿Sí? – dijo con una voz serena, pero con un atisbo de júbilo – Deberíamos darnos prisa, la noche está al caer y ha comenzado a hacer bastante frío. Además, supongo que estarán preocupados por ti... sobretodo tu "dueño" – esta última palabra la dijo con algo de repulsa, no podía imaginarse a cualquier viejo millonario o a cualquier niño adinerado tocar a alguien como Charlotte, su tono parecía estar tintado incluso de celos, o al menos cierta posesión.

Senti su mirada posarse en la mia y me volvi a sonrrojarme como antes. Algo en el me ponia completamente nerviosa. Tenia miedo a que no pudiera reprimir mis impulsos y terminara abrazandole y besandole. Camine unos pasitos hacia el algo timida y al oir su comentario me rei un poquito mientras le dedicaba una sonrrisa.

-No tengo dueño...-

Hice una pausa y me acerque hasta una de sus manos fuertes y varoniles para tomarla y acariciarla un momento, luego haciendo una reverencia le hice mi pregunta.

-Mi nombre es Charlotte Scofield, tengo 20 años y seria un privilegio para mi trabajar para usted, ¿Me aceptaria?.-

Cuando Vanghelov dirigió la mirada hacia Charlotte, esta volvió a ruborizarse. Después, avanzó hacia él y le dedicó una sonrisa, Vanghelov continuaba con su expresión prácticamente inexpresiva e inalterable, aunque con aquel brillo en sus ojos plateados que tanto lo caracterizaba. La joven maid confesó a Vanghelov que no tenía dueño. Avanzó aún más y tomó a Vanghelov las manos y, haciendo después una reverencia, se volvía a presentar y le pedía trabajar para él.

– Vaya… tener a un ser humano bajo mi control… suena un tanto frío y drástico por mi parte… – el joven quedó pensativo durante unos instantes –Te contrataré, si es eso a lo que te refieres, pero no me gusta tener esclavos… – Vanghelov quedó como ausente durante unos minutos, después, se dio la vuelta. – Vayamos pues a hacer el papeleo… – Según podía ver el joven, el bosque acababa pronto, y la tienda donde vendían mascotas y maids no estaba demasiado lejos.

Waa!! dijo que si! Corri hasta tomar su brazo, la verdad no me importaba que fuese a trabajar para el, ya no podia controlar mis emociones estaba muy feliz, aunque sabia que si me llegara a convertir en su maid esto debia cambiar. Sonrrio mientras veo que llegamos al limite del bosque.

-Bien la tienda esta por aya.-

Apunte hacia la agencia que tenia como logo una linda maid y un sirviente. Al llegar a la agencia me aparto un poco de el.

-Yo me tengo que retirar ahora a preparar mis cosas, hasta luego!.-

Beso su mejilla y me retiro a buscar rapidamente mis cosas.